Hay sitios a los que no puedes regresar,
nunca jamás.
Me he encontrado al Diablo en un comic de Neil Gaiman ilustrado por Michael Zulli.
Y es fantástico, hermoso, terrible:
No lo olvidemos: hay cosas tan bellas que duelen.
Por cierto: Zulli es un gran ilustrador. Aquí, más de su obra.
El padre putativo de los X-Men
No estoy seguro, desde luego. Pero tengo la impresión de que los X-Men se basan en una de las novelas más extrañas, tristes y revolucionarias de la ciencia ficción: Slan, de A. E. Van Vogt.
Y tengo la impresión también de que Van Vogt padecía de un trastorno cada vez más diagnosticado (si no más frecuente): el trastorno límite de la personalidad (borderline personality disorder). Quizás era lo que se llama “subclínico”; es decir, que a pesar de no cumplir todos los criterios para realizar un diagnóstico, mostraba claros “rasgos” límite.
En todo caso, no me explico de qué otra forma pudo plasmar con tanto acierto la sensación de irrealidad, plasticidad y adaptabilidad extrema del borderline -su necesidad atroz de dejar de ser nada para ser alguien -como en su breve y formidable La Bóveda de la Bestia (su primer cuento, nada menos):
El ser se arrastraba. Gemía de dolor y miedo. Informe, indefinido, y sin embargo cambiando de forma y tamaño con cada movimiento convulsivo, se arrastraba a lo largo del corredor del carguero espacial, luchando con su terrible ansia de tomar la forma de lo que lo rodeaba. Una mancha grisácea de materia en desintegración, que se arrastraba y caía en cascada, que rodaba, fluía y se disolvía, siendo cada uno de sus movimientos una agonía de lucha contra la anormal necesidad de convertirse en una forma estable. ¡Cualquier forma!
A juzgar por sus escritos, la mente de Van Vogt funcionaba también de manera errática y aleatoria -aunque genial. Y de ahí, tal vez, que anduviese buscando él también una “forma” que adoptar, una regla a seguir para la vida misma -en un principio la Semántica General…
Pero esto es otro tema, que será, eventualmente, motivo de otro texto.
El borderline, los X-Men y el “mutante emocional”
El protagonista de Slan es Jommy Cross, un mutante telepático y genial creado por el infaltable científico (semi)loco. Y la novela relata su búsqueda de alguien como él -mientras huye de una humanidad que lo desprecia y aborrece -aunque en realidad lo teme por su superioridad.
Como se ve, X-Men está calcado a esto…
En efecto, el borderline se siente como un mutante. Es totalmente diferente de los demás -y lo sabe; aterido por terrores que nadie conoce -y capaz, a la vez, de goces inalcanzables para el común de los mortales.
Como un búho al que la luz del día ciega, el borderline es infernalmente sensible a las emociones de los otros: detecta los más sutiles cambios de humor por medio de minúsculos gestos y entonaciones que se le escapan al resto de la gente. Su sensibilidad es, precisamente, casi telepática.
Y su adaptabilidad es sublime: incapaz de tolerar el rechazo o la soledad, entrenado para obtener el aprecio y el cariño, el borderline cambia de acuerdo con lo que tú ves en él -o con lo que quisieras ver. ¿Te gusta el cine? Será un crítico desenfadado y sutil o un talentoso aficionado. ¿Prefieres los coches? Le encantará acompañarte a un rally y conducir tu BMW. ¿Buscas a una persona interesante, enigmática, profunda y fascinante? Lo será -hasta que descubras, lentamente y tras partir en pedazos tu alma, que no era más que una máscara, una de tantas. El borderline te seducirá como nadie; de hecho, es en su honor que se habla del “arte de seducir”.
Por desgracia, lo que para ti es un arte, es para él la lucha por la supervivencia emocional -por no caer en el pozo sin fondo que lo cautiva cuando mira hacia dentro.
Superpoderes borderline
Hasta que (al igual que los X-Men, Jommy Cross e incontables protagonistas de Van Vogt) descubre sus superpoderes: su capacidad ilimitada e infinita de aprender, cambiar, aventurarse, descubrir, amar y apurar hasta el fondo la copa de la vida.
Porque, entonces, puede comerse el mundo. No sin dolor, desde luego; pero sí con pasión -poniendo su vida misma en cada instante. Ésa es su cruz y su virtud: concentrar cada célula de su cuerpo en todo lo que hace. Y ser consciente de lo que eso te produce -a veces, hasta más que tú mismo.
Superpoderes nada despreciables -por más que atroces.
We are the new breed
Como decíamos, hay más borderline que nunca; los psiquiatras no se dan abasto diagnosticándolos, medicándolos y tratándolos -con desigual éxito, ya que parten del supuesto de que es una enfermedad.
Mas ¿y si no lo fuera?
Por mi parte, creo que llegará un día en que el borderline dejará de ser un “trastorno” para convertirse en la forma de ser de todo el mundo.
Ya ha pasado antes, y está ocurriendo otra vez.
Pues, en efecto,
We are the new breed,
And we are coming after you.
En relación con el miedo a la complejidad, un fragmento de una entrevista a Alan Moore, quizá el más creativo, fascinante y polifacético de los escritores contemporáneos de comic:
With reference to my interest over the last 10 years in magic, one of the most useful formulas in alchemy, specifically, is “solve et coagula,” where “solve” is the act of dissolving something, where we take something apart and study how it works — what in our modern terms would be called analysis. In a scientific framework, it would be called reductionism. The other part of the formula is “coagula,” which is synthesis rather than analysis, holism rather than reductionism, the act of putting something back together in a hopefully improved form. Once you take the watch to pieces and see what was making it run slow, you put it back together and hopefully it works better.
I’d say that we’ve had an awful lot of “solve” in our culture, but far too little “coagula.” There are people who seem daunted by the complexity of our culture to the point that they’ll shy away from it rather than try to put those thousands of jigsaw pieces together into some sort of useful, coherent picture.
En efecto, hemos tenido demasiado “solve” y demasiado poco “coagula” en nuestra cultura… ¡y en nuestras consultas terapéuticas! A veces me parece, incluso, que nuestros intentos de “pensar sistémicamente” se enredan en interminables análisis.
Sin embargo, vale la pena recordar que el “coagula” nunca será más que tentativo. Nuestras imágenes serán siempre parciales; y nunca podremos saber todos los efectos de nuestros actos.
Lo cual nos recuerda el valor de la humildad, de comprender en qué posición te encuentras -y hasta dónde puedes saltar.
Turning and turning in the widening gyre
The falcon cannot hear the falconer;
Things fall apart; the centre cannot hold;
Mere anarchy is loosed upon the world,
The blood-dimmed tide is loosed, and everywhere
The ceremony of innocence is drowned;
The best lack all convictions, while the worst
Are full of passionate intensity.
Surely some revelation is at hand;
Surely the Second Coming is at hand.
The Second Coming! Hardly are those words out
When a vast image out of Spiritus Mundi
Troubles my sight: somewhere in sands of the desert
A shape with lion body and the head of a man,
A gaze blank and pitiless as the sun,
Is moving its slow thighs, while all around it
Reel shadows of the indignant desert birds.
The darkness drops again; but now I know
That twenty centuries of stony sleep
Were vexed to nightmare by a rocking cradle,
And what rough beast, its hour come round at last,
Slouches towards Bethlehem to be born?