Una sola pregunta

María, la Nube

Al final, la respuesta es más sencilla de lo que creíste. Pero, de algún modo, ya conocías la pregunta.

Porque eso era tu vida: el intento, a veces torpe, a veces magnífico, de formular una sola y fascinante pregunta.
Tan amplia que te llevó décadas; tan bella que disfrutaste cada segundo.

Tan atroz que hubieses matado por ella.

O entregado tu alma sin vacilar.

Ah, amor, amor: sólo se rompe cuando estás enamorado.
Harry Dobbs, Le Passager de la pluie, de René Clément

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *