En la típica Iglesia lo único que se hace es hablar. No hay meditación ni disciplina espiritual alguna; lo que hacen es decirle a Dios una y otra vez lo que tiene que hacer -¡como si no lo supiera! Y luego le dicen a la gente lo que tiene que hacer -¡como si pudiera o incluso quisiera hacerlo! Y luego cantan canciones de cuna, sólo que religiosas.