La tradición árabe coincide en asignar a la esperanza un papel fundamental en la vida moral. El Demonio árabe, ahora, se llama Shaitan (“el enemigo”, “el malo”, equivalente a Satanás); pero, antes de su caída, se llamaba Iblis, “el que hace desesperar“.
Desde luego, Iblis conquista al ser humano sólo porque consigue, mediante engaños, insinuaciones y ardides, alejarlo de la Esperanza divina.
Hola Esteban Soy Cristian Vega un colega de Cuenca, he revisadotu pagina web y me interesa mucho tu propuesta, te felicito
Saludos
Hola Cristian! qué gusto verte por aquí!
Claro que me acuerdo de ti… si no me equivoco, nos conocimos en el seminario de Juan Luis Linares en la UPS, hace 2 años o así…
Gracias por tu comentario y que estés muy bien!
Un abrazo